martes, 21 de junio de 2005

¡¡¡Otro NO!!!

02-06-05


Son las 2 de la mañana y acabo de escuchar la noticia que ya esperaba: Holanda también ha dicho NO a la Constitución Europea… y ya van dos países. Un 61,6% de los votantes han dicho NO, con una participación de cerca del 60% del censo.

Muchas son las razones que se creen han sido las motivadoras del NO: miedo a perder soberanía ante una macronación europea, cambio de política migratoria, que los holandeses no entienden la Constitución… De todas estas, me quedo con la última. No es que los holandeses no entiendan la Constitución, el problema es que ningún ciudadano europeo entiende que haya necesidad de crear una Constitución Europea, como ya he explicado en anterior escrito.

De momento, el único país que ha dicho SI a la Constitución en referéndum ha sido España, cosa que me lleva a pensar una cosilla, como bien dijo Buenafuente el pasado martes: “¿No será que ellos si que se la han leído?”. La pregunta, que parece de cachondeo, puede guardar mucha verdad en ella. No creo que en ningún país de Europa se haya hecho un chanchullo más grande que en España, donde nos han tomado por giliflautas, que solo teníamos como opción votar que SI, aunque claro, luego hay que dividir los NOES, que los hay buenos (los nacionalistas) y malos (los “fascistas”). Para que me entendáis, os dejo una columnita de Antonio Burgos que no tiene desperdicio:


“El sexador de noes


Como un homenaje a Miguel Mihura, hay palabras que parece que usan sombrero. Por ejemplo, la que más hemos oído en estos días: ciudadanía. Ciudadanía es una palabra modelo 1789, que lleva gorro frigio. Y que ha cobrado un significado nuevo en estas europeas calendas de febrero. Aparte del conjunto de los ciudadanos de un pueblo o nación, hay una nueva acepción para la voz ciudadanía, cuya papeleta redactaría así para su entrada triunfal en el DRAE: «Apócope del igualitario tópico de «ciudadanos y ciudadanas». Usase comúnmente por socialistas en sus discursos». Si por cada vez que se ha pronunciado la voz ciudadanía en la última semana se hubiera reducido en un euro la deuda de RTVE, no hubiera sido necesario el informe del Comité de Sabios, ese librito papel de fumar que han presentado dentro de un lujosísimo estuche como para guardar el manuscrito del Poema del Cid.

-Mucho jipío pá tan poco cante, usted...

Evidentemente. Y mucha palabra ciudadanía para arriba y para abajo, para no tener que repetir cien mil veces lo del ciudadanos y ciudadanas. No me extrañaría que Ruiz-Gallardón invente pronto «madrileñía» para referirse del tirón a los madrileños y madrileñas; que Ibarreche diga «vasquía» por vascos y vascas; y que Carod rompa en llamar «catalanía» a los catalanes y catalanas. En cuanto a mi ciudad, no hay que inventar «sevillanía» para referirse a los sevillanos y sevillanas. Esa voz ya la inventaron Los del Río, precursores del sí, buana, a una Constitución Europea que nadie ha leído.

Iba a decir que los que han ganado el referéndum han sido Los del Río, pero no me atrevo sin consultar antes con el sexador de noes. Igual que en las granjas avícolas hay sexadores de pollos, a la hora de traer las gallinas de la aprobación de la Constitución Europea nos ha salido un sexador de noes. Como la misma palabra indica, no es lo mismo todo no. En la Real Academia van a tener que echar horas extraordinarias para reformar la Gramática, pues el sexador de noes ha descubierto que hay un no progresista y un no facha. Un no de secano y un no de regadío. Un no privado y un no público. Un no de derechas y un no de izquierdas. Este sexador ha dejado en pañales a don Leandro Fernández de Moratín, quien se quedó en «El sí de las niñas». Este sexador ha escrito «El no de los señores de la calle Serrano», «El no de las señoras del barrio de Los Remedios» y «El no va por barrios». Es más bien especialista en noes de un determinado signo, pajas del ojo ajeno. De las vigas del no de sus socios de Gobierno, del no de Carod o de Llamazares, no sexa nada. Como el colesterol bueno y el colesterol malo, hay un no bueno y un no malo. El no separatista de Cataluna, el no castrista-leninista de Marinaleda, no es lo mismo que el no de La Moraleja (Alcobendas), donde por cierto viven como marqueses en sus casoplones los progres latisueldistas de la pegatina del otro no, del no a la guerra, que es el no bueno.

El sexador de noes se llama José Blanco. Le dicen Pepiño o Pepe Blanco. Para mí no hay más Pepe Blanco que aquel Pepe el taxista, que cantaba con Carmen Morell la oda al cocidito madrileño re...picando en la buhardilla. Cada vez que oigo lo de Pepe Blanco creo que María Antonia Trujillo es Carmen Morell, y que el cocidito madrileño está re...picando en la buhardilla como solución habitacional. Pienso en el cantante Pepe Blanco y en su cocidito madrileño porque miro la cara de este Pepe Blanco con el dedo tieso, sexando noes. O garbanzos del cocidito madrileño del sí de las niñas de la portada del Vogue. No es que yo tenga una imaginación calenturienta si al ver la cara de José Blanco pienso en los garbanzos. ¿En qué cocidito madrileño he visto yo antes un garbanzo con esta misma cara? Somos tan afortunados como el machadiano hombre del casino provinciano que vio a Carancha recibir un día: hemos visto a Caragarbanzo sexar los noes de la ciudadanía.”