miércoles, 11 de mayo de 2005

Las cuentas de la vieja

Aunque hoy están de Debate sobre el Estado de la Nación, voy a comentar algunos puntos sobre el proceso de regularización masiva hecha por el Gobierno.

El proceso en cuestión finalizó el pasado día 7 y arrojaron unos datos aproximados de setecientas mil peticiones de regularización. Estos datos son, para el ministro de Trabajo, Jesús Qaldera, simplemente la rehostia, cosa que se extrae de sus declaraciones y de las del completo del Gobierno. El problema radica en varios puntos, que son los siguientes:

-Primero que nada, los inmigrantes que se han regularizado, debían estar empadronados antes del 9 de Agosto de 2004, aunque luego se permitió que se pudiesen regularizar con un MetroBus, por ejemplo. Este hecho ya arroja un problema: ¿después del 9 de Agosto no se empadronó ningún inmigrante?
-En segundo lugar, nos encontramos en el principal problema de la regularización masiva: el efecto llamada. Desde que se conoció la noticia, el número de inmigrantes que han traspasado nuestras fronteras ha sido enorme. Ya hace medio año que las distintas asociaciones de los Cuerpos de Seguridad del Estado han denunciado que, sólo por los Pirineos, y en particular por la Junquera, han pasado la frontera del orden de más de 1000 inmigrantes diarios, los cuales no pordrán ser regularizados en virtud de la norma del 9 de Agosto. Si a este paso por los pirineos unimos los que llegan por patera, los que llegan por ferry desde Marruecos, los que llegan a los distintos aeropuertos españoles (todos provenientes de países europeos que tienen aduanas muy débiles, como holanda), nos encontramos que el número de inmigrantes ilegales que "ha llamado" esta regularización es enorme.
-En tercer lugar tenemos el cariño que nos ha mostrado Europa respecto al proceso. Si por un lado TODOS los países han criticado este efecto llamada (ya que si consiguen papeles, se hacen legales en España, y en virtud de la Comunidad Europea, de todos los países de la UE) por considerar lo que es: una barbaridad absoluta. Pero, por otro lado, si nos ponemos a analizar los datos que he nombrado en el anterior párrafo, nos encontramos con una cosa que no deja de ser sospechosa: si se viene por autobus atravesando la Junquera y provenientes de Rumanía (por ejemplo), eso quiere decir que, por lo menos, han cruzado Francia al completo, además de otros países. Es decir, que en las fronteras de entrada galas preguntaban (en francés, claro): "U est que ti va?" (mas o menos) Y como respondían que a España, pues que pasen p'alante, que no pasa nada. Y así nos cuida esta Europa de la Constitución de Giscard.
-Y por último, y creo yo que el más importante, el número de inmigrantes que hay a día de hoy en España. Si solo legales se dice que han cerca de un 9,50% de la población total (cifra que sobrepasa a todos los países de Europa, con diferencia), a esto se le debe unir el número de ilegales, que, según algunos estudios, a día de hoy debe haber cerca de un millón, lo que viene a ser un 2,5% de la población total, que, sumándolo a la cifra anterior, nos arroja un porcentaje de un 12% de la población, que es, en pocas palabras, una barbaridad absoluta. Es decir, uno de cada diez habitantes de España no es español. No está mal para esta burrada de regularización.

Nos dirán que esto vendrá bien para la sanidad, para la Seguridad Social, etc... por la cantidad de dinero que va a llegar por los contratos de los inmigrantes regularizados, pero esa es una verdad a medias. Si se regularizan a setecientos mil, pero llegan más de un millón, lo que tenemos al final es un saldo negativo de más de trescientas mil personas que serán ilegales "de más" y, contando que tiene sanidad gratuita, entre otras cosas, lo que se conseguirá es mayor gasto...

Y ya por último comentar, a modo de "extra", que la existencia de tantos inmigrantes puede fomentar la aparición de la tan ansiada extrema derecha, algo que ya han abonado un poco con el suceso de villaverde que comenté en días anteriores. En fin, un desacato.