La huelguita

Pues si, of joanna chaos (De Juana Chaos, que no sabéis inglaterriense, piltrafillas) ha vuelto a su famosísima huelga de anuncio de la ONCE. Ya sabéis: "teeeengo gambas, tengo chopitos, tengo croquetas, tengo jamón, tengo morcilla, tengo ensalá, tengo una hueva muy bien aliñá". La única huelga de hambre que se hace comiendo.

Remember:



Si hacemos memoria, recordaremos también la famosa huelga de hambre que celebró por todo lo alto otro gran demócrata vasco, de esos que ZP llama "hombres de paz". Lo dijo de De Juana hace poco y lo dijo hace un tiempecillo de Otegi.

Supongo que en su enorme inteligencia, habrá utilizado los mayores métodos deductivos del mundo para llegar a esas conclusiones. Veamos el axioma del que partió ZP:

Ghandi ==> huelga de hambre
Ghandi ==> hombre de paz
_____________________________


huelga de hambre ==> hombre de paz

la flechita ( ==> ) significa "implica".
¿ven como ZP tiene razón?

Bueno, dejémonos de chorradas y vayamos a un maestro en esto de escribir: Alfonso Ussía y la huelga de hambre de Otegi:

La Huelguita

OTEGUI y un reducido grupo de colegas se han sumado a la supuesta huelga de hambre de una veintena de presos etarras. El apuesto líder de Euskal Herritarrok se ha encerrado en la sede del Parlamento vasco para llevar a buen fin una huelguita de seis días. No le vendrá mal porque presenta unas cocochas considerables. Seis días pasan pronto y unos kilitos de menos siempre se agradecen. Pero la gente es mala y desconfiada, y ha interpretado de forma sectaria los bultos que se adivinaban en su equipaje de encierro. La verdad es que Otegui se ha llevado hasta el Parlamento vasco más maletas que las que movía Imelda Marcos cuando viajaba a Nueva York. La ciudadanía no sabe valorar los actos heroicos de sus líderes y hace mofa de los arranques y arrebatos ejemplares. «¿Qué lleva en la bolsa / amén de una muda / por si Otegui suda / en su paripé? / Pues lleva jamones, sardinas, cocochas, / tres kilos de pochas / atún y paté».

Otegui no entra en mi círculo de amistades, y por ello me considero incapaz de valorar su sentido de la higiene. Suponiendo -que es mucho suponer-, que Otegui se cambie de calzoncillos y camisa a diario, tendríamos que contar con doce piezas de muda. Seis calzoncillos y seis camisas. Poco volumen para tanta maleta. La bolsita con los cachivaches del aseo tampoco abulta en exceso. Cepillo y pasta de dientes, un tubo de desodorante, un peine -que no precisa, pero lo añadimos por si acaso-, y un frasco de colonia. No me salen dos maletas.

«¿Qué lleva en la bolsa / amén de lectura? / Lleva leche pura / de vaca, café, / patatas, chistorra, / chorizo en rodajas / y unas cuantas cajas / de “marrons glacés”». Ahora sí. Ahora el equipaje encuentra su justificación y contenido. Porque una huelga de hambre sin comer nada es un auténtico tostón. Los libros ocupan bastante sitio, pero no presiento en Otegui a un devorador de páginas. Y los pantalones vaqueros y un par de jerseys tampoco exigen el uso de un baúl. El chándal sí. Un buen chándal, forrado en su interior y almohadillado en la zona del nalguerío, necesita de bastante espacio. Así, como en el soneto de Lope de Vega a Violante, como quien no quiere la cosa, hemos llenado ya una maleta. Falta la segunda.

Seis días se hacen largos, y hay que entretenerse. Un tablero de parchís, las fichas, los dados y los cubiletes. No vamos mal. Máquina fotográfica para perpetuar la hazaña. Se admite la máquina. Se me había olvidado incluir entre los objetos de aseo personal la espuma de afeitar y la maquinilla. En caso de que sea eléctrica, presenta más volumen que tratándose de una maquinilla normal. El móvil. Me había dejado el móvil en el tintero. Pero el móvil se lleva en un bolsillo, no en la maleta. O sea, que de móvil, nada. ¿Figuras de Lladró? Todo es posible, pero a una huelga de hambre de seis días no se llevan las figuras de Lladró, que además son valencianas. ¿Botellas de chacolí? Ahí sí que he dado en la diana. Al menos una caja. Ya llevamos la segunda maleta a medio llenar. Rechazamos las figuras de Lladró y añadimos las botellas de chacolí. Y una de orujo o de pacharán, que tanto ayudan para hacer bien la digestión. Porque la fruta y los yogures no cuentan. Y ha quedado Atucha en que se los sirvan a diario, para evitar que se pongan en malas condiciones. Con la fruta y los yogures no se juega, que luego vienen las colitis y las correntías, y eso fuera de casa se lleva bastante mal.

Más o menos hemos llenado las dos maletas de la huelga de hambre. Superada, pues, la curiosidad inicial, acudamos al brutal desenlace. También en forma de coplilla: «Si dura diez días / la huelga “abertzale” / Otegui nos sale / con faja y corsé. / Y con el trasero / y con los andares / y con los pesares / de la Caballé.»"